lunes, abril 14, 2014

Los moches 'desafían' la supremacía de los incas

Los tesoros preincaicos de la costa norte de Perú se afianzan como la alternativa perfecta a Machu Picchu
Machu Picchu es el máximo atractivo turístico de Perú. Pero quizá pronto un letrero como este cuelgue a la entrada de la ciudadela: "Aforo completo. Visite el norte". El Gobierno está promocionando otros de los muchos destinos del país para evitar la saturación del complejo inca, que hace poco se salvó de entrar en la lista de "patrimonio mundial en peligro" de la Unesco. Una alternativa interesante es la llamada Ruta Moche. Se trata de un recorrido por las regiones norteñas de La Libertad y Lambayeque tras las huellas de los moches o mochicas, un pueblo de pescadores, agricultores, artistas y guerreros que floreció en esta zona de la costa peruana entre el 100 a. C. y el 800 d. C., cientos de años antes que los incas.
El eje vertebrador de esta ruta es la tumba del Señor de Sipán, un gobernante que fue enterrado con toda su corte (jefes guerreros, sacerdotes, esposa, hijos y sirvientes) en una plataforma de adobe formada por varios edificios superpuestos. El complejo fue descubierto en 1987 por un modesto equipo de arqueólogos del Museo Brüning de Lambayeque, que intentaba preservar el sitio del constante saqueo del que era objeto.
Junto con los restos de los personajes se encontraron ricas ofrendas y ajuares mortuorios de oro y plata, por lo que el valor arqueológico del hallazgo ha sido equiparado en importancia con el de Tutankamon. La revista National Geographic dedicó al tema 50 páginas en la edición de octubre del año de su centenario y Newsweek tituló "Hazte a un lado, Tut", en alusión a la famosa tumba del faraón egipcio.

En las paredes de la Huaca de la Luna dejaron grabadas figuras de esclavos, guerreros y deidades de rostro felino
Los tesoros se exhiben en el Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, inaugurado en noviembre de 2002. El edificio, que emulando el diseño de los templos mochicas tiene la forma de una pirámide truncada, se encuentra a 10 minutos en taxi de la ciudad de Chiclayo (750 kilómetros al norte de Lima). La entrada cuesta 10 soles, que equivalen a unos 2,5 euros.
Pero si viene de la capital, antes deberá pasar por Trujillo, una ciudad fundada por los conquistadores españoles en cuyo casco antiguo se conservan antiguas iglesias y casonas coloniales que destacan por la belleza de sus balcones y ventanas de rejas. A 20 minutos del centro está el balneario de Huanchaco, donde todavía los pescadores mantienen la costumbre mochica de internarse mar adentro en los caballitos de totora, balsas hechas de tallos y hojas de totora cuya punta es aguda y curvada hacia arriba, mientras que la parte posterior es más ancha. Algunos las utilizan también para coger olas como si de una tabla se surf se tratase.
En un desvío del trayecto hacia la playa puede visitarse Chan Chan, denominada la ciudad de barro más grande del mundo, que aunque no es un vestigio de los moches sino de los chimúes (una civilización posterior), bien merece la pena conocerse por la decoración en altorrelieve de sus muros, la mayoría de los cuales representan aves y peces.
Muy cerca de Trujillo también, en el pueblo de Moche, están las Huacas del Sol y de la Luna, dos templos piramidales construidos con adobe en el lugar donde debió ubicarse la capital del reino. Actualmente solo está abierta al público la segunda de ellas. En las excavaciones se han encontrado muchas piezas que revelan el dominio que los mochicas tenían de la cerámica, con la que recreaban personajes y escenas de su vida cotidiana. Son famosos, en este sentido, sus huacos retratos y huacos eróticos. En las paredes del recinto dejaron grabadas también figuras de animales, plantas, esclavos, guerreros y dioses de rostro felino, destacando entre estos últimos el temible Aiapaec, conocido como El Degollador.

Recomendaciones para el viajero

Cómo ir. Las aerolíneas Lan, Taca y Starperú ofrecen uno o dos vuelos diarios desde Lima a Trujillo. El trayecto en avión tiene una duración de 45 minutos. En autobús serían unas 10 horas. De Trujillo a Chiclayo el traslado puede ser en avión, con las mismas compañías, o por tierra (cuatro horas).
Dónde dormir. El hotel de la cadena de lujo Libertador ocupa una casona colonial en plena Plaza de Armas de Trujillo. Si prefiere un lugar más apartado, puede hospedarse en el Gran Hotel El Golf, el único cinco estrellas de la ciudad. En Chiclayo, el establecimiento más recomendable es el Costa del Sol.
Dónde comer. A los moches se les atribuye la creación del cebiche, así que si le gusta este plato hecho a base de pescado, habrá llegado al sitio idóneo para probar su versión más tradicional. En general, todos los restaurantes son buenos, pero quizá por su encanto (terraza con vista al mar), el Big Ben de Huanchaco sea el mejor. Ají de gallina (en la foto) y cabrito a la norteña son otros dos platos típicos de la zona muy apreciados.
10-08-2011 07:00

lunes, abril 07, 2014

Los rincones más bellos de Trujillo



En la costa norte del Perú, se alza una de las localidades más emblemáticas del país; conocida con el nombre de "la ciudad de la eterna primavera" es eje importantísimo de la cultura y la economía peruana.
Trujillo se encuentra a 34 metros sobre el nivel del mar, casi rozando el Océano Pacífico y es el corazón de la segunda área metropolitana más poblada, con un estimado de 910.000 habitantes. Su riqueza histórica le ha permitido conservar lugares, tanto coloniales como precolombinos, que harán de su visita una experiencia inolvidable.
De las culturas pre incas se pueden admirar los vestigios arqueológicos de Chan Chan, declarados 'Patrimonio de la Humanidad' por la Unesco en 1986 por ser la mayor ciudad del mundo antiguo construida en adobe. También las Huacas del Sol y de la Luna son imperdibles, ya que fueron los centros administrativos y religiosos de la cultura mochica. Son un complejo arquitectónico consistentes en una pirámide escalonada de 43 metros de altura, unos templos superpuestos a medio kilometro de distancia y un patio de 10.000 metros cuadrados. 

Asimismo, serán interesantes de visitar la Huaca del Arco Iris y el complejo arqueológico El Brujo.

Casa de la Emancipación
Los estilos arquitectónicos se mezclan y se combinan por toda la ciudad, desde la sobriedad de los caserones coloniales hasta la elegancia de los templos neoclásicos, que ofrecen un sinfín de elecciones al viajero. Destacan, en modo especial, la Iglesia de San Agustín, la Casa de la Emancipación, la Casa Ganoza o la Catedral, construida en 1666. Bordeándola se encuentra otro de los atractivos de Trujillo, la Plaza de Armas, con un monumento a la Libertad que recuerda el proceso de independencia del país.
Sus fiestas más señaladas son el Festival de la Primavera y el Concurso Nacional de Marinera, que es el baile por excelencia de la costa de Perú, bailado en parejas, que supone una ofrenda al mestizaje hispano, africano y amerindio.
La armonía y la tranquilidad de Trujillo se pueden admirar también en sus playas o complejos balnearios. Además, existe una amplia oferta para el alojamiento de los turistas como hostales o hoteles de varias gamas, incluso existe la posibilidad del alquiler de departamentos a particulares para adentrarse todavía más en la concordia de esta linda ciudad.
Lyly